martes, 8 de mayo de 2012

Soledad Acosta de Samper.


Soledad Acosta de Samper. Nació en Bogotá en 1833 y murió en la misma ciudad en 1913). Es la más conocida, la más elogiada, la más comentada y la más prolífica de las escritoras colombianas. Fue ensayista, cuentista, periodista, historiadora y novelista. Hija del general de la Independencia, escritor, ensayista, historiador y geógrafo Joaquín Acosta, y de la jamaicana Carolina Kemble. Hizo sus primeros estudios en Bogotá, en el Colegio de La Merced. A los 12 años de edad fue enviada a Halifax (Nueva Escocia, Canadá), para asegurarle la mejor educación posible al cuidado de su abuela materna. Luego se radicó en París, donde permaneció en diversos colegios. Su padre le dedicó los más grandes cuidados y compartió con ella sus conocimientos y relaciones. Gracias a esto se familiarizó con las tertulias y reuniones científicas en las que conoció a los más importantes escritores de Europa, con los cuales mantuvo estrecha amistad y larga correspondencia. 

A su regreso a Colombia, se casó en 1855 con el escritor, político y publicista José María Samper, con quien mantuvo durante toda la vida una relación de estrecha colaboración intelectual. Con él vivió algunos años en París. Allí publicó sus primeros trabajos bajo los seudónimos de AldebaránRenatoBertilda y Andina. A partir de 1858 comenzó a publicar su obra en Biblioteca de Señoritas y en El Mosaico de Bogotá. Ayudó a su marido en los periódicos que él dirigía y envió algunas colaboraciones suyas a diarios del Perú. En 1862 José María Samper fue nombrado jefe de redacción del diario El Comercio, de Lima, y el matrimonio Samper Acosta se trasladó al Perú. Soledad Acosta respaldó a su marido con una labor periodística y editorial activa. En el Perú fundaron la Revista Americana, un periódico de impresión elegante que no tuvo larga vida. 

De regreso a Bogotá, José María Samper fue nombrado nuevamente miembro del Congreso y se convirtió en uno de los elementos más importantes de la política colombiana. Soledad Acosta continuó escribiendo y publicando, generalmente en periódicos y revistas. 

A1 morir José María Samper en 1888, Soledad Acosta se trasladó nuevamente a París. Sus escritos sufrieron un cambio de estilo, abandonando la expresión novelística y dedicándose más a los estudios históricos. Soledad Acosta fue siempre una activa escritora preocupada por la educación y la orientación de la mujer. Fundó y dirigió varios periódicos y revistas dedicados a la mujer y la familia: La Mujer (1878-1881), La FamiliaLecturas para el Hogar (1884-1885), El Domingo de la Familia Cristiana (1889-1890), El Domingo (1898-1899) yLecturas para el Hogar (1905-1906). En esas publicaciones colaboraron todas o casi todas las escritoras, poetas y periodistas de su época, con artículos sobre los más variados temas: historia, costumbres, antropología, moda, ciencia, noticias curiosas, religión, moral, consejos a la mujer y reflexiones sociológicas.

 En muchas ocasiones, obligada por los vaivenes de la política y de la economía, Soledad Acosta debió ser única editora, directora y única redactora. Soledad Acosta publicó más de 20 novelas, 50 narraciones breves y cientos de artículos sobre diferentes asuntos. Entre ellos: Novelas y cuadros de la vida suramericana (1869), Biografía del general Joaquín AcostaDoloresJosé A. GalánPreliminares de la Guerra de Independencia en Colombia (1885), Episodios novelescos de la Historia Patria – La Insurrección de los Comuneros (1887), Una holandesa en AméricaAlonso de OjedaCuadros de la vida de una mujerLa MonjaUn chistoso de aldea(1905), Los piratas en Cartagena (1885), El corazón de la mujerLuz y sombra e Historias de dos familias

Fue miembro activo y correspondiente de numerosas academias literarias del país y europeas, fundadora de la Academia Nacional de la Historia, delegada oficial de la República de Colombia al IX Congreso Internacional de Americanistas en el Convento de La Rábida, en España (1892), representante y jefe de la delegación colombiana en los congresos conmemorativos del Cuarto Centenario del Descubrimiento de América

Fue profundamente católica y su visión de la mujer estuvo siempre marcada por esta firme convicción religiosa. Se ha dicho que argumentó contra la obligación de casarse, pero esta afirmación se debe a un error lingüístico: ella argumentó fuertemente contra una sociedad en la cual las mujeres debían casarse por obligación impuesta por otros (el padre, la familia), pero al mismo tiempo sostuvo que "La única misión de la mujer es la de mujer casada" (La mujer en la sociedad moderna) y destacó la resignación como valor cristiano: "La vida de la mujer es un sufrimiento diario; pero éste se compensa en la niñez con el candor que hace olvidar; en la adolescencia, con la poesía que todo lo embellece; en la juventud, con el amor que consuela; en la vejez con la resignación" (Ibid.), matizando, al mismo tiempo, que "sucede que la naturaleza invierte sus leyes, y se ven niñas que comprenden, adolescentes que aman, jóvenes que vegetan y ancianas que sueñan" (Ibid.). 

Algunos autores y críticos la acusado de inconsecuente, por estas y otras frases, al parecer contradictorias; sin embargo, Soledad Acosta nos presenta, a lo largo de toda su obra, una concepción muy coherente sobre la vida de la mujer y su lugar en la familia, que puede caracterizarse como la doctrina de un catolicismo moderno, liberado de las tradiciones patriarcales pero sometido a las normas sacramentales del matrimonio y la moral cristianas. Es, a mi juicio, una doctrina que refleja muy bien las relaciones familiares que ella vivió durante su infancia. Su relación matrimonial con José María Samper significó una reafirmación de esas ideas: desde la época del noviazgo tuvo esta pareja la costumbre de inventar juegos literarios en los que ella y él competían en destreza de improvisación y composición, de igual a igual. 

José María Samper reconoció en más de una ocasión que algunos de sus textos deberían reconocerse como de responsabilidad compartida con su esposa y la misma confesión hizo alguna vez el notable publicista Manuel Ancízar refiriéndose a su propia esposa, Agripinia, quien era, vale la pena recordarlo, hermana de Soledad. Entre la enorme bibliografía sobre esta notable mujer, sobresale el estudio de Santiago Samper Trainer, el más exhaustivo de cuantos se han escrito sobre el tema [SAMPER TRAINER, 1995].


Este articulo no es de mi autoria, para mas informacion http://hem.bredband.net/rivvid/carlos/mujeres.htm

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